Los artistas encuentran arte en cualquier lugar, no importa si en una gota de agua, en un brillo de rubí o en una mota de polvo o en un hilo de araña. Rico, pobre, fastuoso, salvaje, alegre, doloroso, solitario, deprimente, luminoso, sombrío, no hay un tema artístico per se. La visión plástica de las cosas es infinita, tanto como artistas que haya y visiones que tengan cada uno, cada vez.
Pero decir que la pobreza es "artística" es como decir que el crimen es "artístico". ¡No lo son! Afirmar eso de ese modo es una inmoralidad. La definición es otra.
Romantizar la pobreza en aras del arte es atroz. Cuando se representa la pobreza en el arte se debe hacer para denunciar, criticar, protestar, gritar, exponer y concientizar. La pobreza es como la enfermedad, no es bonita ni queriendo.
Lo artístico no es la pobreza, no lo es la enfermedad, no lo es la guerra, ni la perversidad, no por el tema en sí, sino por la manifestación que hacemos de esto para crear conciencia y sacudir. Muy malo, malísimo, es pintar una escena de miseria como algo "pintoresco" para adornar nuestra sala. Si pintamos la pobreza debe doler, debe espantar, debe gritar y darnos vergüenza, si cabe.
Lo artístico es la vida, el mundo, el universo, todo lo que está relacionado con nuestras percepciones, sentimientos, expresiones, volcadas a la plástica. No un tema. Lo es todo tema.
Que el tema del dolor humano sirva para conmocionar, poner incómodo al espectador, darle duramente de narices con una realidad.
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