Alper Yesiltas, abogado y fotógrafo que vive en Estambul, Turquía, es muy conocido por sus fotos de calidad en el mundo. Desde hace un tiempo se puso a hacer una colección que tituló: "Como si nada hubiera pasado". Le llevó mucho trabajo digital con tecnología AI, recopilando muchísima información gráfica.
Bueno, estas personas no han muerto, sólo han vuelto a casa.
No tuve abuelos, murieron tres de ellos antes de que yo naciera y uno antes de que yo tuviera conciencia y recuerdo, era muy pequeña. Por lo tanto, mi abuelo postizo era don Félix de Ayesa, a quien yo le decía aitona, que es el vasco de abuelo.
Don Félix era historiador, investigador, poeta, escritor, hombre de letras y de la cultura. Un personaje de mi ciudad, ciudadano ilustre, Pluma de Oro de la Sociedad de Escritores, socialista de la primera hora, de la línea y amistad con don Teodoro Bronzini, en una época de glorias marplatenses de la historia de nuestra ciudad, en personajes encumbrados y dignos. Don Félix era un gran hacedor de decenas de importantes proyectos que se llevaron exitosamente a cabo y que hoy existen. Era un placer recibirlo en mi casa y encontrar la excusa para que hablase de cualquier cosa. Me bastaba hacerle una pregunta y ya me acomodaba ante la mesa, con los codos hincados para escucharlo durante dos horas contar que, de su inmensa biblioteca, "en el libro tal, del autor tal, capítulo tal, dice que…" y desarrollara con ricos y jugosos conceptos el tema preguntado. Prodigiosa memoria a su anciana edad, no había tema que no pudiera tocar con verdadero conocimiento.
Delgado como una fibra, rápido como una gacela, caminaba todo lo que debía para hacer sus diligencias, no usaba transportes. Era su cable a tierra y guay del que le pudiese seguir el paso, terminábamos agotados. Le gustaba bromear con la misma facilidad con que recitaba un fragmento de una poesía, propia o ajena. Siempre estaba escribiendo un nuevo libro, tenía unos cuantos publicados, ya que le apasionaba la historia y buceaba en amarillas cartografías antiguas para encontrar el derrotero de, por ejemplo, el Almirante Guillermo Brown hacia nuestras costas marplatenses.
El día que cumplió 80 años, la ciudad le homenajeó en pleno en un Teatro Colón abarrotado de gente. Nos contaban sus hijos que, días atrás, paseando por los pasillos de una clínica vio pasar a un hombre en silla de ruedas, sujeto a su bolsa de suero, muy vencido. Don Félix exclamó, sin pensarlo mucho: "Ay, que cuando yo sea viejito no me toque estar como ese señor", causando la sonrisa de su familia, que le decía que ya era viejito. Así de bien y de joven se sentía mi aitona.
La última vez que lo ví fue en su casa, me senté junto a él y le dije que lo quería mucho. Le encantaba que lo mimaran, y en esa conversación, me dijo: "El secreto de mi juventud es que en las comidas como muy poco, siempre busco quedarme con hambre. Además, me rodeo de gente joven todos los días. Y, por último, a diario me leo la prensa de cabo a rabo".
"¿Las recetas de cocina también?", le pregunté, bromista. "Las recetas de cocina, también. Leo todo".
El domingo de Pascua siguiente, a la semana de mi visita, se vistió con su traje dominguero para ir a la fiesta que ofrecía, por tal fecha, el Centro Vasco Denak Bat, del cual fue co-fundador, cincuenta años atrás. Comenzó a sentirse descompuesto y escribió, con su prolija letra caligráfica en un papel que dejó en su mesita de escritorio: "10:30 horas, no me siento bien".
Se recostó en su cama así vestido para descansar esperando que se le pase el malestar, y así, como en un sueño, don Félix se fue para no volver. Sobre su mesa estaba la máquina de escribir, con una hoja en su carro, del libro que había estado escribiendo hasta el día anterior. Tenía 93 jóvenes años.
No hay elixires mágicos, ni tratamientos tecnológicos que realmente nos den la eterna juventud. No importa cuánto nos toque vivir, es un hecho que la única fuente de la juventud eterna es una vida disciplinada, una mente curiosa y activa, una actividad física natural y diaria, y una relación con personas que te suman, te aportan y te alegran, para retroalimentarte con ellas.
Me viene al recuerdo a un escultor de mi ciudad, que falleció hace un año, Eros Vanz. Yo lo quería muchísimo y me deleitaba escucharle hablar, era inevitable enriquecerse con sus conceptos del arte y su conocimiento. Enamorado eternamente de su esposa Laura, nunca tuvieron hijos, cuando ella partió para dejarlo solo, él la siguió diez meses después, a sus 94 años.
Para el día en que cumplió 90, le organizaron una mega exposición retrospectiva en el Museo más importante de mi ciudad, llenamos los tres pisos con sus obras. En la ceremonia de la inauguración, con el edificio colmado de público, en la presentación a cargo de otro muy conocido artista local, Gustavo Mena, éste contaba que le había preguntado al maestro Vanz si ahora iría más tranquilo, si se quedaría un poco quieto. Eros le respondió: "No, no, no puedo dejar de trabajar, no tengo fuerzas para bajar los brazos."
Una frase que fue la síntesis de su accionar en toda su vida.
Eros tallaba madera, alabastro, mármol, piedra, modelaba en arcilla, en cemento, en cerámica. Dibujaba, pintaba. Hablaba con energía, no tenía vueltas, proyectaba, afirmaba. La mayor parte de su obra que no está en colecciones privadas, está a buen resguardo en la Fundación Bruzzone de mi ciudad, para apreciación del público.
Monumento a Cervantes, poética obra de Hidelberg Ferrino, en bronce. La arquitectura es también de su autoría, llena de símbolos. Inaugurado en 1975, con motivo del centenario de la ciudad de Mar del Plata, y fue donada por los señores Martínez, Navarro y Vicario, dueños de la gran y popular Tienda Los Gallegos.
"Chiens de relais" ("Perros de recambio"), extraordinaria obra de Camille Gaté, en el año 1885. Es de hierro fundido, lo que obliga a una manutención para evitar daños. Antes estaba en la Plaza Rocha, hoy en día está en Plaza San Martín.
Monumento a Patricio Peralta Ramos, fundador de la ciudad de Mar del Plata, bronce realizado por Héctor Rocha.
Monumento a Juan Domingo Perón, obra realizada en bronce por Eros Vanz, ubicada en la esquina de la avenida Luro y Mitre, en la Plaza San Martín.
"Contemplando la eternidad", obra de Marta Minujín, encargada por el Colegio de Martilleros y ubicada en la Plaza San Martín.
Monumento a La Fraternidad, obra donada por el Club de Leones y realizada in situ por el escultor Hidelberg Ferrino en 1979. Mide 11 metros de altura y muestra muchos símbolos referentes a la sabiduría, la ayuda mutua y la hermandad, constituyendose en el primer monumento representado con manos, al decir de las revistas de arte del momento. A pesar de los múltiples reclamos realizados durante años al municipio, por el mismo autor, por los donantes, por gente de la cultura en la ciudad, jamás se pudo lograr que, de noche, esté iluminado al igual que cada piedrita del Parque San http://Martín.La luz está instalada, se quemó un fusible a poco de ser inaugurado y jamás se arregló.
"Madre de los Pescadores", realizado en piedra, imponente y bella figura de cuatro metros de altura —sin contar su basamento—. Se encuentra emplazada en las calles Vucetich y Azopardo. Realizado por Carol Navarro Ocampo.
Monumento a los Caídos en la Gesta de Malvinas. Emplazado en la Diagonal Alberdi, su fuego no se apaga nunca.
Monumento a La Madre, piedra de José Alonso. Ubicada en la Plaza Mitre, en la esquina de avenida Colón e Yrigoyen.
"Los luchadores", copia en mármol de carrara de un original de Polícleto. Ubicada en la diagonal Pueyrredón y San Martín.
¡Típica postal marplatense! Los lobos marinos de la Rambla Casino - Hotel Provincial. Esculturas en piedra realizadas por el gran escultor José Fioravanti.
"Monumento a los Italianos Caídos en Todas las Guerras", representado por la loba romana amamantando a Rómulo y Remo, colocado en la Plaza Capitolina, 9 de Julio y la Costa.
Monumento a Pedro Luro, Plazoleta en la avenida Luro y San Luis, obra de Hidelberg Ferrino, donación del Centro Vasco Denak Bat.
Estos leones de mármol de carrara tienen un gran valor artístico e histórico. Están "reposando" en la Plaza San Martín, sobre la peatonal homónima.
"Isabel La Católica", obra de Eros Vanz, realizada con motivo de los 500 años del descubrimiento de América. Está colocada en la Plaza Colón.
"India", piedra de José Alonso, situada en la Plaza San Martín.
"Hombre de Mar", espléndido mármol de Carrara de cuatro metros de altura (sin contar el basamento). Esta obra, literalmente tirada en un galpón municipal por años, fue rescatada por iniciativa de un grupo de hacedores, entre ellos, don Félix de Ayesa, personaje encumbrado de la cultura marplatense. La estatua al "Hombre de mar", en realidad es la estatua a La Independencia Económica que realizara Leone Tommasi a pedido del gobierno de Perón, como parte del Monumento al Descamisado que nunca se concretó.
Monumento al Gaucho, obra en bronce de Juan Grillo, en avenida Champagnat y Juan B. Justo. Cuenta la historia que este monumento se tardó 20 años en ser emplazado, por la burocracia del gobierno y por los incumplimientos por parte de quienes lo encargaron. Al inaugurarse, fue tanta la emoción de su autor que falleció poco tiempo después, por afecciones cardíacas.
Monumento a Carlos Gardel, Plazoleta homónima en la Diagonal Pueyrredón y avenida Indendencia. Obra de Hidelberg Ferrino. Existe otro Monumento a Gardel de su autoría, diferente, en bronce, situado en la Plaza del Tango, calles Cerrito y Ayolas, hacia el Puerto.
Fuente de la Plazoleta del Paseo de la diagonal Alberdi, una feliz idea con detalles que resolver, como las rejillas del piso, demasiado abiertas permitiendo que se acumule basura intencional y circunstancial.
Típicas y antiguas farolas de hierro fundido, en Plaza Mitre. Representan motivos de fauna y flora, muy pintorescas. La restauradora Costanza Addiechi ha hecho recientemente una gran labor de puesta en valor.
"Hero y Leandro", bronce firmado por Manuel de Llano —de quien se duda su autoría—, emplazado en la diagonal Alberdi y San Luis.
"Diana Cazadora", bella obra en hierro, se encuentra en la Plaza Mitre.
Monumento al Inmigrante Vasco, obra donada por el gobierno de Euzkadi y el Centro Vasco Denak Bat de Mar del Plata, y realizada por Hidelberg Ferrino, representando a la familia (hombre, mujer y niño), sobre la quilla de un barco, mirando el mar. Situada en el Paseo Jesús de Galíndez, frente a Playa Varese.
"Mujer sentada", obra en piedra de José Alonso, Plaza Rocha, esquina de avenida Luro y 14 de Julio.
Estatua de Cristóbal Colón, en la plaza homónima, realizada en mármol de carrara, donada en el año 1903. Obra del escultor Cesare Lapini, Florencia, Italia.
Emblemático de la ciudad: calendario móvil, ubicado en la Plaza San Martín, en la esquina de la peatonal homónima y la calle Mitre.
Monumento al Almirante Guillermo Brown, en la Rambla del Casino - Hotel Provincial, obra en bronce.
Mural realizado por la Escuela de Cerámica de Mar del Plata, como homenaje a Jorge Luis Borges y al Libro. Adorna la plazoleta de la esquina de San Martín y La Rioja.
Monumento a Juan B. Alberdi, obra póstuma de Hidelberg Ferrino, en la fuente de la diagonal Alberdi y la calle Corrientes. Hoy, los Hoteles Iruña y Guerrero, situados enfrente, son los voluntarios en mantener y cuidar la plazoleta, olvidada muchos años por el municipio.
Columna de hierro fundido con un águila en su extremo, ubicada en la Plaza España, frente al mar.
Monumento a Alberto Olmedo, obra de Elizabeth Eichhorn. La figura representa al popular actor y comediante, dándole la espalda al edificio Maral y sonriendo a la gente que pasa en la calle. Emplazado en la costanera, entre Falucho y Rivas.
Monumento a San Martín, bronce de Luis Perlotti, emplazado en la rotonda de la avenida Luro y la calle Mitre. Representa al prócer anciano, envuelto en su capote al viento.
Monumento al Pescador, obra en un solo bloque de piedra, realizado por Roberto Capurro. Durante años el Puerto la reclamó, puesto que estuvo emplazada en la fuente de diagonal Alberdi y Corrientes (hoy Monumento a Alberdi), hasta que se logró llevar al sitio que le correspondía por derecho y en donde está ahora, cerca de la banquina de los pescadores.
Mal llamada "Fuente de las Nereidas", esta bellísima obra es de hierro fundido, fue importada desde Francia, se trata de "El Juicio de Paris", un conjunto de varias figuras de estilo barroco francés del siglo XVIII, y antes estaba ubicado como farola en la curva del Cabo Corrientes. Un acierto trasladarlo, allá por 1963 (más o menos), a una fuente creada para él en la Plaza Rocha.
"Alas de la Patria", escultura en bronce con base de granito, emplazada en la avenida Constitución y Felix U. Camet, de espaldas al mar. Fue obra del escultor Wilfredo Viladrich, con el arquitecto Luis E. Boiso. El monumento fue inaugurado en el año 1973.
Monumento a Hipólito Yrigoyen, Plazoleta homónima, en la calle Yrigoyen y Rivadavia. Obra de Hidelberg Ferrino.
Figura ecuestre de San Martín, en bronce. Calco de una reproducción que existe en varias ciudades del mundo. Emplazado en el Parque San Martín, frente a Playa Chica.
Monumento a Domingo F. Sarmiento, Plaza Rocha, escultura en bronce de Luis Perlotti. Detrás de la estructura arquitectónica estaba el Monumento al Maestro, representado por una figura femenina con guardapolvo y su alumno. Esta pieza fue, tristemente, robada.
"Mujer bañándose", Plaza Colón, reproducción de una obra de Falconet (s. XVIII), que se conserva en el Museo del Louvre de Paris. Escultura tallada en mármol de Carrara. Detrás de ella, el popular complejo Casino-Hotel Provincial, obra del arquitecto Alejandro Bustillo.
Monumento al General Francisco "Pancho" Ramírez, Plaza Urquiza, Mar del Plata. Obra realizada por Elizabeth Eichhorn.
"Maternidad", escultura en piedra de José Alonso, recolocada en su honor en la plazoleta de la intersección de la calle Rejón con Felix U. Camet, frente al mar.
Niño Tritón, fuente de la Plazoleta Jorge Luis Borges, esquina San Martín y La Rioja, Mar del Plata.