Por Minerva Koren
En la Grecia antigua había gimnasios, y aunque no contaban con los aparatos que encontramos hoy en día, servían exactamente para lo mismo, y más aún: dependiendo de cuál polis hablemos, era obligatorio para todos acudir.
Pero antes de profundizar en ello, me gustaría señalar algo: la gran mayoría de las estatuas que conocemos representan ya sea a dioses, a héroes mitológicos o a figuras idealizadas.
¿De qué manera iban a representar a uno de sus mayores héroes mitológicos, ese que desbordaba fuerza y masculinidad? Colocándole hipertrofia muscular, por supuesto.
O aquí la representación de un atleta, tal y como debería lucir según los estándares griegos. No es ningún personaje en específico.
Los griegos deseaban emular estos cuerpos tanto como fuese posible, era uno de sus ideales. Consideraban que sólo en un cuerpo sano podía haber una mente sana. Por ello, los niños desde los 6 ó 7 años eran impulsados a ir al gimnasio, en donde impartían clases de atletismo, lanzamiento de disco, pugilismo entre otros. Ahí se desarrollaban y practicaban su agilidad, flexibilidad y fuerza. Creían que un cuerpo debidamente musculado era divino. En algunas polis, como en Esparta, esto aplicaba también para las mujeres.
Cuando se representaba a un político o alguna otra figura influyente en una estatua, naturalmente se le idealizaba. Todos querían ser inmortalizados luciendo su mejor forma. Para cuando Grecia fue una colonia latina, por ejemplo, se creaba una estatua genérica con un cuerpo perfecto y sólo se le cambiaba la cabeza para representar a tal o cual político. Seguramente era el photoshop de la época, pues todos podían ver la escultura y pensar que el personaje realmente lucía así. Por supuesto, no todos lucían de esa manera. Se sabe que había gente obesa ya.
Sin embargo en el caso de los atletas, o incluso de los soldados, ellos tenían una dieta muy especial que les hacía rendir al máximo. Se dice que uno de sus trucos secretos era consumir cebada. También comían legumbres, queso y carne en abundancia. Sus entrenamientos eran diarios y bastante pesados, para consumir todas las calorías que ingerían. Una de las cosas que se contaban en la época -seguramente un mito, pero algo ilustra en su afán de mejorar su condición física- es que recomendaban a los atletas primerizos colocarse una ternera al hombro y correr cargándola hasta llegar a la meta. Con el paso del tiempo, conforme el animal fuese creciendo, exigir al máximo al cuerpo para poder seguir soportándola en la carrera hasta que fuese demasiado pesada.
También utilizaban pesas y creaban estructuras para poder ejercitarse. Todo lo que les importaba era aumentar más y más la masa muscular, y recordemos que esto lo hacían desde niños…
En todo caso, los griegos estaban más documentados de lo que pensamos sobre los alimentos que propiciaban un mejor rendimiento y daban más energías, y la mejor manera de entrenarse.
Las estatuas muestran versiones exageradas de lo que ellos consideraban como el ideal físico, le daban una importancia primordial al culturismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario