Cuenta la historia popular, que el genial escultor nacido en Caprese, Italia, en un momento de arrebato, golpeó la rodilla de su "Moisés" y le ordenó: "¡Parla!" (¡Habla!)
No hay ningún registro histórico sobre esta anécdota, sólo la transmisión popular del mito. La escultura de Moisés tiene una marca en su rodilla, producto de un golpe filoso alargado, seguramente eso originó la historia tantas veces contada. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si esa marca la hizo su autor, o si se hizo accidentalmente a través de los siglos.
No se puede decir ni que sí, ni que no, sobre su veracidad, personalmente dudo mucho que Miguel Ángel, después de trabajar durante cuatro años en esa obra, y considerándola lograda —supuestamente, ya que nadie sabe lo que pasa por la cabeza de alguien, especialmente un artista— , le dé un martillazo, sobre todo en el mármol de Carrara escultórico, que es el más blando de los mármoles y eso le haría saltar un pedazo mucho más notorio.
Era medio loco, el carácter de mi amado y eternamente admirado escultor, pero no estúpido.
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