El compás es una herramienta que me encanta, la uso mucho, preside mi tablero de herramientas en mi taller. Con él logro las proporciones, las formas, ciertas exactitudes, la creatividad en determinados proyectos.
La regla me ubica en una seguridad a la que a veces necesito echar mano para lograr solidez. Juntas, estas dos herramientas se complementan y con ellas logro infinidad de cosas.
En mis clases de dibujo hay que ver, siempre, estructuras. Y estas estructuras alguna vez requieren algo más técnico, lo que hace que debamos usar el pizarrón para explicar cómo.
Les mostraré mis gráficos, creados a mano alzada para usar a la hora de hacer nuestro famoso pentagrama, tan ligado a las proporciones áureas que desarrollaron Euclides, Vitruvio, Leonardo, Fibonacci…
Es tan fácil que es a prueba de tontos, no tienen nombre los puntos, rómpanse un poco la cabeza, artistas y profanos, esto es sencillo con sólo observar.
Comenzamos, claro, con hacer lo primero: un círculo. Gracias, compás.
¡Voilà! Ya tenemos el pentágono. ¿Qué tal?
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