Para todo artista que busca material de lectura, mi recomendación es el apasionante libro de Vasili Kandinsky, “De lo espiritual en el arte”, una hermosa obra literaria de este artista creador de la abstracción lírica, aparecido allá lejos, por 1911. Kandinsky había estudiado Derecho y Ciencias Económicas, se le ofreció en su momento un puesto como profesor universitario de esas cátedras y las rechazó para apostar por el arte, que era su verdadera pasión. No hay que olvidar que además de pintor era también un buen pianista y un violonchelista. Por eso yo no te pregunté a qué arte te referías, sino que te respondo con un texto para que leas, que sirve para todo el arte, porque Kandinsky no escribió para el pintor, para el músico, escribió para el artista. De ahí que esta obra tenga validez universal, su contenido es transversal y se dirige a todas las personas con imaginación creativa, con un lenguaje sencillo, al alcance de todos.
Cabe aclarar lo siguiente: pese a su título, esta obra no tiene nada que ver con religiones ni dogmas ni nada de esas cosas. Kandinsky se refiere al arte con base en conceptos tomados de la filosofía, la literatura o la música, haciendo paralelismos también con la pintura, con las demás disciplinas, para mostrarnos que todo está relacionado, que el ser humano creador recurre a las mismas fuentes, independientemente de su arte.
Las personas creadoras, según Kandinsky, se conectan tácitamente todas, no solo con su propia pasión interior y la intuición, sino con la influencia de su medio ambiente cultural y social, tanto circundante como mundial. Él habla de espiritualismo en su forma personal, en donde incluye una suma de psicología de arquetipos, de pensamientos filosóficos en donde se ubica de modo atemporal con respecto al cuerpo y a la mente, común en todos los individuos, situando el centro de su pensamiento en el “principio de la necesidad interior”, como afirmaba, de las dificultades de su oficio de artista, la necesidad de crear un esquema teórico con el deseo de apoyarse en él para traerse claridad mental y física en el tema artístico, en un contacto “adecuado” del artista con su alma —o lo que sea que llames así—, de manera universal, atemporal y unificadora. Para ello incluye las sensaciones personales, la influencia de lo vivido y de lo inculcado, la experiencia, los deseos, las frustraciones, los problemas, la diversidad, lo físico, las emociones, lo meditado, la necesidad de expresar.
Todo esto, sí, aplicado al arte y explica cómo y por qué es universal. Con toda seguridad, cada página necesitará un par de lecturas antes de pasar a la siguiente, para ir aprehendiendo su riqueza interior y luego, quizá, saber un poco más sobre lo que nosotros pretendemos en el arte, porque todas las artes se conectan en su base de la misma manera: las reglas universales compositivas y la capacidad de su creador para conectarse con todas las demás artes y con el espectador, según su forma de entender y vivir la vida.
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