martes, 14 de septiembre de 2010

Monumento a la Fraternidad: la síntesis del olvido



Hoy, a 13 años del fallecimiento del maestro Hidelberg Ferrino, se ha realizado un paseo infanto-escolar del Jardín Juana Azurduy, recorriendo dos de sus monumentos: el de Cervantes y el de la Fraternidad, en Mar del Plata, con su hija Natalia como guía, y su directora Viviana Calli.

Como ya conocemos los simbolismos del Monumento a Cervantes (ver http://arteparalosamigos.blogspot.com/2009/11/aclaraciones-historicas.html ), hoy hablaremos del Monumento a la Fraternidad.

Esta obra, que fue modelada in situ sobre un encofrado anatómico previamente erigido con los planos de su autor, está situada en el centro de la gran rotonda de la intersección de las avenidas Champagnat y Colón. Fiel al concepto del maestro Rogelio Yrurtia, Ferrino ubicaba sus monumentos y obras públicas en sitios de referencia. Este es uno de ellos puesto que allí, el viajero sabe que entra a la ciudad por una de las avenidas más céntricas.

De 12 metros de altura, el Monumento a la Fraternidad fue el primer monumento representado por manos, según la investigación que, oportunamente, hiciera el Club de Leones Cabo Corrientes, que fue su patrocinador.

Entre sus simbolismos, esta obra muestra la ayuda al necesitado, tomándolo de la muñeca al estilo romano y no de la mano, ya que al hacer el esfuerzo para arrancarlo de sus problemas, tomarlo de este modo impide que se zafe y se pierda. Esta manera de aferrar al otro para ayudar, es practicado en los campamentos, en donde los guías toman de la muñeca a los más rezagados para ayudarlos a subir pendientes difíciles.

El necesitado, arraigado a sus pesares, busca así su liberación, que puede ser de sus problemas como de búsqueda espiritual.

Apoyado sobre un cuerpo triangular, fue elegida esta forma por considerarse el cuerpo y la figura geométrica más fuerte que existe, pues no se puede desencuadrar. Además, sabido es que el triángulo simboliza la divinidad.

Apuntando hacia el norte, los planos del proyecto original incluía una brújula que se vería desde el aire y que debía estar a cargo de la Municipalidad construir según el acuerdo, como dos caminos de lajas de distinto color para cada uno, cosa que, tristemente, el municipio jamás cumplió.

La aguja que señalaría al sur- norte mediría nueve metros de largo por cinco de ancho, y la de este-oeste tendría siete metros de largo por tres de ancho.

La mano que salva desde lo alto, agarrando firmemente al otro brazo, se muestra distorsionada en su esfuerzo por ayudar al necesitado. La mano ayudada señala discretamente con su dedo índice apuntando hacia arriba, un pequeño esbozo de rostro de Cristo, ideal de amor y de salvación.

Todo este conjunto escultórico y arquitectónico, único en el mundo en sus características, es un orgullo marplatense eternamente olvidado por el municipio quien, a pesar de los innumerables reclamos de vecinos y de personajes ilustres y aún del mismo Ferrino en los diarios, desde su inaguración en 1978 está en la más triste penumbra: la instalación eléctrica está creada, pero desde que saltó el fusible a poco de inaugurarse, nunca jamás se volvió a reponer.

Y nuestra querida ciudad, con plazas iluminadas hasta en las piedras decorativas en las plantas, como en el Parque San Martín de Playa Chica, tiene en el olvido más oscuro de la noche a su bello monumento a la Fraternidad, literal y metafóricamente hablando.

Como decir que, de quienes compete, la fraternidad es una ilusión que desaparece cuando se va la luz, cuando más se la necesita...

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