miércoles, 31 de agosto de 2022

Ayudar a ser

 Es el propósito de la docencia el de lograr que otras personas crezcan y sean lo que deseen ser. Tuve gran cantidad de alumnos a través de los muchos años de profesora de arte, de todos los niveles a partir de la primaria hasta los universitarios, los adultos, los discapacitados, la tercera edad, los profesionales y los noveles.

Es apasionante ver como traen un proyecto, le decimos "¡adelante!", buscamos la técnica adecuada y la persona lo lleva a cabo con éxito, llenos de satisfacción. Si presenta dificultades técnicas, buscamos el modo, porque siempre hay uno. Las palabras "no", "no se puede", en el taller estuvieron prohibidas desde siempre.

Es de imaginar que hay muchísimas anécdotas, vivencias, las que son hermosas por los logros obtenidos, especialmente en aquellos alumnos que venían tan inseguros, tan poco confiados en sus capacidades, y que a través del tiempo se van irguiendo lentamente por dentro y por fuera, hasta enfrentar a cualquier persona e idea con determinación. Vamos, que la escultura no es para cualquiera, se sufre, se lastima, se desafía a la paciencia, se desvela, se aceptan los fracasos del material y los accidentes, se buscan soluciones, se agarrotan los músculos, se descorazona una y otra vez…

No es mágico, aunque lo parece, es que el combo de todo eso deja ese resultado en aquellos que persistieron en el trabajo. Los débiles se iban enseguida, los que quedaron —y fueron muchos— sentían el crecimiento.

Uno de los más maravillosos logros fue el de una de mis alumnas, Carola Iacobini, digo su nombre y apellido porque la verán en la red. Para no repetirme, en la entrada anterior a ésta hay un pantallazo de su historia.

Carola vino con tanta energía, con esperanza de recuperar la vida perdida, que al poco tiempo hizo su primer monumento de 2,40 m de altura. Rodeada por todos los demás, cantando y riendo, la otrora triste amiga dejó salir su música interior e hizo, justamente, un monumento musical, sonoro, en el que quiso representar su vida. Vuelvo a repetir lo que la entrada publicada anteriormente a ésta dice: es total y absolutamente ciega.

Por eso su obra consistió en una forma estilizada y abstracta que se elevaba y afinaba, en donde una de sus estructuras se cortaba, para continuar en un sitio cerca de ésta: representaba, así, la interrupción de un modo de vivir para continuar en una manera alterna que terminaba en un teclado sonoro de cañas al viento. Absolutamente simbólico.

La satisfacción fue continua y en la emoción de la inauguración en la sede de UMASDECA —Unión Marplatense Social por los Derechos del Ciego y Ambliope— , que fue una fiesta, toda la gente del taller estuvimos con ella y nuestras gargantas anudadas.

Entre tantas historias que atesoramos y que nos encanta rescatar en nuestras charlas, estaba la pequeña A., una niña extremadamente inteligente y creativa, que hoy ya es una joven mujer profesional.

A pesar de su corta edad, A. no sentía asco a ningún emprendimiento, a todo le hacía pecho. Decidió crear un dragón enorme, lo hizo en yeso directo, con las técnicas correctas, como si fuera adulta, ya que así se debe trabajar, a nadie se la hacemos fácil. El personaje era una mezcla de dinosaurio con animal mitológico, terminado con lentes oscuros, un vaso con sombrilla y y gaseosa hechos con resina poliéster traslúcida en una mano, y en la otra un reproductor de CDs, también modelado por la niña. La cola del dragón, larga y curva hacia arriba, terminaba en una punta emitiendo llamaradas pintadas de rojo. Se aguantó largas y abundantes clases cultivando su paciencia y esfuerzo para llevar a cabo su cometido, hasta patear enojada el puntal de la cola porque no fraguaba rápido, y a repararla luego, aprendiendo la lección de que a los materiales hay que respetarles los tiempos.

Como las clases duran seis horas, hacemos un alto en el medio para tomar el té, momento en el que nos juntamos todos en la gran mesa del taller a recobrar fuerzas, con las galletitas y tortitas que todos aportan, y con media hora de tertulia sobre arte e historia y hasta literatura y música, ya que la religión y la política son temas prohibidos desde siempre en la clase.

A. tomó un día su taza con forma de canario Piolín, y comiendo su galletita dio la vuelta al gran taller hasta quedarse atónita ante su obra que estaba fraguando. Genuinamente sorprendida, se llevó su mano al pecho y exclamó:

¡Madre de Dios! ¿Yo hice eso?

El trabajo nos va llevando a todos sin darnos casi cuenta y lo vamos disfrutando y penando en el camino, haciéndonos perder la magnitud de lo que estemos haciendo, hasta que un día tomamos conciencia al mirarlo con otros ojos.

De lo que reitero que hay tantos motivos de alegría y satisfacción que me siento afortunada y agradecida, porque siempre, desde adolescente, estuvo presente en el recuerdo la frase leída, del escultor Andrea del Verrocchio, "el maestro sólo es bueno cuando el alumno escucha".

Imagen de Google.

Personas ciegas en el arte

 Tengo cierta experiencia con gente ciega al nacer y otras ciegas luego de ver. Fui profesora de ellos por muchos años, en mis clases de escultura y pintura. He dado conferencias sobre el tema y creado, en su momento, un programa de estudios especiales para ellos, en el arte.

La manera de actuar de las personas de estas dos clases de problemas, es muy diferente, muy notoria. Los que nunca han tenido el sentido de la vista desde el nacimiento, tienen mucha más seguridad a la hora de trabajar: no saben de otro modo de vivir. Los que sí han visto anteriormente pueden, a veces, titubear un poco, por el recuerdo de sus vidas de vidente, que les puede plantear algún análisis o juicio antes de actuar.

Mi gran amiga Carola, amistad que tengo de toda la vida, es ciega, profundamente ciega desde hace más de 30 años. Perdió la visión en forma paulatina por una retinosis pigmentaria que se hereda de la madre/abuela. De los cuatro hermanos que son, tres terminaron totalmente ciegos.

Un día me dijo: “Los ciegos se auto-discriminan”. Me agarré de ello para no perdonarle ni una. Debería trabajar en todas las técnicas y todos los materiales, y si nosotros lo trabajábamos de un modo A, ella lo trabajaría de un modo B. Pero lo haría.

Incontables veces me fui a un rincón para llorar a solas mi crueldad. No me arrepiento de ninguna de mis actitudes. Hoy Carola es una escultora admirada y ampliamente reconocida. Ella es uno de mis más caros orgullos.

A mi amiga le pregunté cómo "ven" los ciegos. Ella entendió a qué me refería. Los ciegos no ven (o llámenlo como sea), en efecto, todo negro. Mi amiga, que como antes veía, sabía qué nombre ponerle a las cosas, me dijo que ve todo blanco. Así es. Si le poníamos un poderoso reflector ante sus ojos, apenas lograba vislumbrar una pequeña y muy tenue sombra gris.

Los ciegos que nunca han visto, no pueden explicar qué "ven". La nada no existe, es simplista decir eso, si no ven nada, están viendo algo. La aproximación puede darse por aquellos que sí han visto antes, y pueden definirlo.

Increíble que todo esto sea al revés de lo que la gente cree.

Aclaración importante: Carola trabaja con distintas técnicas y más, en estas fotos. Repito: es absoluta y profundamente ciega.

Es un mito urbano eso de que, al faltar la vista a los ciegos, se agudizan los otros sentidos. No se agudizan, solamente prestan más atención, que no es lo mismo. No es eso lo que el ciego desarrolla, sino otro tipo de percepción, la percepción háptica. Gracias a ella puede desenvolverse en el mundo y darse cuenta de cosas que a nosotros, los videntes, se nos escapan. Gracias, Ruben , por tu comentario que me ha permitido explicar esto.

martes, 30 de agosto de 2022

Dibujando con papel libre

 Me ha venido a la memoria una experiencia mientras estudiaba el profesorado en la Escuela Superior de Artes Visuales de mi ciudad. Estábamos en un gran patio cubierto, sentados todos, dibujando al modelo vivo en el centro de todos nosotros a su alrededor.

Con mi impecable hoja blanca Romaní pesada, de 50 cm x 70 cm, sobre un tablero acorde, trabajaba sobre mi falda con total respeto por la dirección del papel y su blancura, ya que había escuchado decir a la profesora, que en ese entonces era también la directora de la institución, Elsa Maidán de Mompellier, dirigiéndose al alumnado:

—Que el dibujo quede en el papel como si se hubiera dibujado solo.

Vale decir, que el papel quedara impoluto, sin huellas. Y siguiendo la consigna estaba abocada en el trabajo cuando al pasar junto a mí miró mi tablero y me dijo:

—El papel es móvil, dalo vuelta si lo necesitás, no tiene que estar fijo.

Clink, caja, las dos enseñanzas. No obstante, me gusta trabajar con el papel fijo, en el caballete, para apreciar el producto en la misma posición como se vería cuando lo termine. Es algo personal.

Mi caballete.

Salvo cuando hago acuarelas que, si bien busco que haya una dirección determinada en el chorreado, suelo darlo vuelta sobre la mesa de dibujo inclinada para jugar con los caprichos de las gotas de color.

Mi mesa.

El prestigioso maestro Juan Carlos Castagnino tenía una técnica muy personal: llenaba una bañera con agua y echaba adentro sus papeles blancos. Cuando se mojaban bien los sacaba y los acomodaba en el piso, para mancharlos y salpicarlos con sus acuarelas. Luego, al secar, de acuerdo a lo que resultaban de esos colores, trabajaba encima lo que se le antojase y le inspiraran las manchas.

Mi consejo es éste: Haz lo que quieras con tu papelNo existe un correcto ni incorrecto. Todo tiene que ver con la comodidad de cada artista, el estilo, el deseo de hacer las cosas de determinada manera, a su libre antojo. A nadie le importa si has hecho una obra patas arriba para ponerla al derecho sobre la pared, si la hiciste en el piso o en la mesa, si la llenas de dedos o si está impecable, sólo importa el resultado final.

Si en el arte no puedes ser libre, no puedes serlo con nada.

La escultura femenina más grande del mundo

 La escultura femenina más grande del mundo es la de Mamáyev Kurgán, es decir, en ruso, "Túmulo de Mamai". Está ubicada en la colina que domina la ciudad de Volgogrado, es un monumento conmemorativo de la victoria de la batalla que se libró ahí mismo, en esa colina, entre agosto de 1942 hasta febrero de 1943, en la Segunda Guerra Mundial.

Esta misma tierra de la colina, literalmente empapada en sangre mezclada con metralla (entre 500 y 1.250 esquirlas de metal por metro cuadrado), abierta por los impactos, permaneció negra durante varios años, sin vegetación, volviéndose casi llana. Hoy en día los turistas siguen encontrando trozos de hueso y metralla en sus pocas laderas.

La construcción del Monumento, diseñado por Yevgueni Vuchetich, comenzó en 1959 y se terminó en 1967. Dos restauraciones importantes se efectuaron en 1972 y 1986.

De una altura de 87 metros contando desde los pies, sin su base, está compuesta de 5.500 toneladas de hormigón y 2.400 toneladas de metal. La espada mide 33 metros de largo y pesa 14 toneladas, mientras que la parte suspendida de la bufanda pesa 250 toneladas.

El nombre completo de la obra es: "¡La Madre Patria llama!" (Rodina Mat' Soviot!)

Para referencia, la Estatua de La Libertad de New York mide, desde sus pies (sin la base), 47 metros de altura.

(Notar el tamaño de la gente a sus pies)

La ciudad más prodigiosa de Italia

 Sabemos que, al decir de los irreductibles galos que resistieron ayer y siempre al invasor, Roma sería la ciudad más prodigiosa del universo, al menos en Italia.

Le siguen muy de cerca Venezia, Milano, Palermo, Genova, y tantas otras que están a la misma honrosa altura tratándose de belleza, idiosincrasia e historia.

Pero para mí, la ciudad más prodigiosa del universo es ¡Firenze! Para mis caros sentimientos, es la que me provoca ir y volver muchas veces sin cansarme en absoluto.

En Firenze están mis más grandes y admirados escultores, Michelangelo y Luca Della Robbia, portentos increíbles que me anudan la garganta de emoción.

En Firenze sus callejuelas retorcidas de piedra,

su Ponte Vecchio sobre el río Arno al amanecer y al atardecer,

su Campanario del Giotto que domina la ciudad, su Academia, su Museo de la Opera del Duomo con las herramientas que se usaron para levantar la Cúpula de Bruneleschi…

Sus pizzas cortadas a medida,

su exquisita repostería,

sus músicos a la medianoche y su público bailando el vals en la calle al compás de sus melodías, sus Pinoccios diminutos,

sus madreperlas, corales y sedas naturales, artesanías propias de la ciudad desde siempre,

¡el Palazzo della Signoria!

¡su Logia de Orcagna!

…y la obra de escultura más prodigiosa del universo también…

No seguiré cansando a los lectores con mi renovado mal de Stendhal florentino, sólo les dejo mi amor por una de las ciudades más preciosas del mundo y, para mí, la más importante de Italia en mi corazón.

¿Qué nos cansa a los artistas, explicarle a la gente?

 

  • Que el arte es una necesidad personal, una vocación, un trabajo, no un capricho bohemio o algo que hacemos para matar el tiempo, o porque el tiempo nos sobra o porque somos demasiado vagos para trabajar en algo “normal”.
  • Que no todos los artistas son bohemios, algunos somos organizados, tenemos una casa ordenada, cumplimos con cada plazo que la sociedad nos impone, impuestos, servicios, reuniones, horarios.
  • Que no, por no ser bohemio, el artista es frío e insensible en sus creaciones, existen artistas super apasionados que vuelcan fuego y sentimientos en su obra y, sin embargo, tienen una vida razonablemente ordenada.
  • Que no por ser artistas dedicados a su profesión, taller, obras, sueños e inspiraciones se descuida a la familia y se encierra cada uno en su mundo de fantasía. Nos encerramos en nuestro mundo de fantasía, es cierto, pero en el momento correcto, la mayoría somos padres presentes, esposos atentos y amigos que tienen en cuenta a sus amigos, en una palabra, personas normales. Si un artista no es todo esto último, no es por ser artista, sino por ser persona egoísta o desentendida. Nada más que eso.
  • Que no necesariamente tenemos que ser locos, raros, enfermos mentales, exóticos, viciosos, sucios. Los que lo son se destacan y por eso la gente cree que todos son así. Nada más falso. Nuestro amado Van Gogh fue un incomprendido, qué distinta hubiera sido su vida con una terapia adecuada, y era un caso en particular, no es una condición que todos los artistas deben tener.
  • Que no somos millonarios, ni pobres como lauchas encerrados en una buhardilla, algunos tienen la suerte de estar patrocinados, otros tienen fortuna personal, y la mayoría somos mortales que deben ganarse el sustento día a día como cualquier ser humano, unos tienen la dicha de vender lo que producen, otros dan clases, otros ambas cosas, muchos trabajan de otra cosa y le roban horas al sueño para hacer lo que su vocación le pide. El común denominador de todos es la pasión por el arte. Como en cualquier profesión de cualquier ámbito. Ama lo que haces y no será un trabajo, será una sucesión de satisfacciones personales en cada obra realizada.
  • Y la más común de todas: no necesariamente el artista tiene que sufrir para hacer obras geniales. Eso es un mito, es producto de una creencia generalizada e ignorante. La mayoría de los artistas necesitamos un ambiente de paz y armonía para poder crear y trabajar, es donde salen las mejores obras. Si un artista famoso sufrió mucho, es porque le tocó mala suerte, hay innumerable cantidad de grandes maestros de la historia del arte que tenían una hermosa y plácida vida. Con los altibajos de cualquier persona común, claro.
  • Que podremos ser diferentes, sí, y es la misma diferencia que existe entre un médico y un mecánico, un comerciante de un policía, un modisto de un carpintero. Cada profesión u oficio da a su hacedor una percepción de la vida diferente de los demás, y eso es normal, es bueno, es complementario. Al que le preste atención a un artista cuando hable, se le brindará la oportunidad de ampliar el panorama de sus conocimientos, si le interesa. Como cuando yo escucho, embobada, hablar a un filósofo sobre Foucault, o a un pastor del cerro que me cuenta cómo tiñe la lana que esquila de sus cabritas, para después llevarlas al telar de peine y pala.
  • Y ésta, es nuestra favorita: - ¿Cuánto me cobras por esta “lámina”? (triste nombre que le dan a un original que hemos hecho, ya sea un óleo, una acuarela, un lápiz pastel) Luego de decirle el precio al interesado, nos pregunta, ni lerdo ni perezoso: - ¿Cuánto tiempo te lleva hacerlo?. A lo que respondemos - Depende, puede ser un par de horas o un rato. Y luego viene la estocada final, no falla: - ¿Y por un ratito de trabajo me cobras ese dinero?. Respirando hondo para no convertirnos en homicidas, damos nuestro cierre final: - Si, cobramos eso por cuarenta años y un ratito.

Eso sí, cuando piden rebaja, muy amablemente guiamos a la persona a la puerta de salida y le aconsejamos que pinten el cuadro ellos mismos.

lunes, 29 de agosto de 2022

La propuesta del expresionismo

 El Expresionismo es una corriente artística que busca la expresión de los sentimientos del autor de la obra, sus emociones , independientemente de la realidad objetiva. Esta corriente artística quiere mostrar el lado pesimista de la vida, como consecuencia de las circunstancias históricas del momento en el que fue creada.

"El grito" es uno de los mayores exponentes del arte expresionista. Hay un par de obras más de Mueller, Marc, luego se acercaron Picasso, Kandinsky, Klee y toda esa pléyade, aunque algunos fueron diversificándose hacia el cubismo y al surrealismo. Pero pareciera que, "El grito", por su gran popularidad, fuese el "cabeza de serie" que lanzó un nuevo y revolucionario movimiento que el mundo, aún pacato y cerrado, recibió con estupor.

El expresionismo es un movimiento pictórico que salió con fuerza desde Alemania, como una consecuencia natural del impresionismo. Al mismo tiempo surgía, de la misma línea, el fauvismo francés. La tendencia apuntaba a pintar emociones, más que a pintar cuadros. Y de allí surgen caballos azules apenas esbozados por ejemplo, que no existen pero que sí dan la impresión de estar bajo la sombra de un árbol, al reparo de un sol a pleno. Pintar lo que se siente era la necesidad del momento, la síntesis de las formas para dar protagonismo al color.

Por eso, si el arte es subjetivo, con el expresionismo es más subjetivo aún, puesto que el espectador, como vos, puede sentir ante la obra una emoción diferente. Comienza la era en donde las obras son "completadas" por el espectador. El pintor tuvo su propia emoción al crearla, el espectador tiene tantas otras como tantos espectadores existen.

Tal vez esta obra, "El grito", puede parecernos algo relacionado con la guerra por la violencia drástica de los rojos en el cielo en contraste con los colores casi "sucios" de la tierra, de luto. Otros podrían ver espantados el ocaso, como el fin de la vida o de la esperanza, anticipando un mundo gris. La soledad es la imperante en el cuadro y cada uno la acomoda según su intimidad. ¡Y eso es muy bueno!

Esta obra fue robada, en su momento, lloré cuando me enteré, igual que cuando robaron "Impresión: sol naciente" de Monet. Era un despojo sin perdón de parte de infames egoístas que le roban a la humanidad estos tesoros que le pertenecen, para disfrutarlos en la soledad de sus casas, una cosa indignante. Pero, gracias a la vida (y los que trabajaron por ello), "Impresión..." fue encontrada ocho años después y fue repuesta en su sitio, mientras que "El grito" fue recuperada en cuestión de días, quiero pensar que fue la humanidad la que gritó tan fuerte que habrán acobardado a los cacos.

martes, 23 de agosto de 2022

"Abel", de Lucio Correa Morales

 Lucio Correa Morales creó esta hermosa obra que representa la figura de un hombre yacente, a quien le ha puesto el nombre de "Abel". Se la puede apreciar en el Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Buenos Aires, y está realizada en bronce patinado de color tierra. Si bien representa una alegoría a una de las historias bíblicas, la de Abel asesinado por su hermano Caín, Correa Morales dejó en claro y por escrito, que esa es sólo una parte de su interpretación. El verdadero mensaje, para su autor, era una suerte de protesta por "la muerte del arte argentino, muerto por sus propios hermanos", vale decir, por sus propios artistas. Él afirmaba que el nombre que le hubiese querido poner gustosamente era: "Moralaine, Moralini, Moralai", pero que no lo hizo para no herir susceptibilidades. Quería, con esta obra, hacer una mordaz crítica hacia las instituciones de arte de sus tiempos, algo que lo tenía muy disgustado.

Con esta obra, en 1904 ganó una medalla de plata en la Exposición Universal de Saint Louis, EEUU. Dos años después, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires adquirió la obra mediante compra.

Junto al nombre grabado por el mismo autor en la obra, "Abel", a sus pies, en una parte de la base le ha escrito una frase que, también, es otro de los mensajes de tipo protesta que quiso manifestar el autor. 

Lucio Correa Morales fue becado en su juventud por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, para realizar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de la más prodigiosa de las ciudades del mundo sobre el tema: Florencia, Italia. Eso ha hecho que, tras muchos años de vivir allí, el escultor dominara ese idioma. A su regreso trajo consigo dos obras geniales, "Indio Pampa" y "El Río de la Plata", por las que fue muy elogiado.

La frase que Correa Morales escribió en la base de la escultura de "Abel" está en italiano, y traducido al español, más o menos dice así:

"Expirada la descendencia de este desafortunado, es fácil llegar a la conclusión de que somos todos de la raza de Caín."

Lucio Correa Morales, 1852 - 1923