Obra máxima del escultor argentino, maestro Hidelberg Ferrino (15 de marzo de 1923 - 14 de septiembre de 1997), el Monumento a Nuestra Señora de Belén, de 20 metros de altura, fue erigido in situ durante tres años de intensa labor, en la cumbre del Cerro El Tiro, a 1.500 metros sobre el nivel del mar, en la Ciudad de Belén, provincia de Catamarca, Argentina.
Para construirlo fue necesaria la colaboración de la población entera de la ciudad. Con el aporte constante de la Municipalidad de Belén, en la gestión de don José Omar "Chichí" Jais, padrino de la obra, también se recibieron donaciones de la Fundación Fortabat en grandes cantidades de cemento portland y cemento blanco, especialmente preparado para el revestimiento.
Esta creación de Ferrino es un desafío de ingeniería, siendo de estructura totalmente hueca y de diseño dinámico y visualmente liviano, preparada para resistir los movimientos telúricos y el Zonda, y la respuesta del material ante los crudos inviernos y los muy calurosos veranos. Sobre un encofrado anatómico llenado con sistema de ventanas con hormigón de máxima dureza, su terminación fue completada totalmente a mano por el escultor, con material plastificado especial, en contante amasado por sus ayudantes.
Se contó con la colaboración de la Dirección de Minas de la provincia, en cuyo frente actuaba Osmar Marchetti, para dinamitar la cumbre del cerro y lograr así una planicie de 10 metros de ancho y 30 metros de largo, además de los anclajes en la roca viva de los pilares de la gran zapata.
Fue esencial el apoyo y el aporte de los habitantes de todo el pueblo, sin distinción de edad, desde niños escolares, hombres y mujeres jóvenes, madres con hijos en brazos, hasta ancianos y promesantes, quienes fueron llevando a la cumbre en pequeñas cantidades arena, agua, ripio, herramientas, etc.
Se contó con la ayuda de la tropilla de burros y mulas guiada por don Angel Ríos y su hija Adelina, para los elementos más pesados. También con la policía de la ciudad, que empleaba los jueves como entrenamiento, cargando cada efectivo una bolsa de 50 kilos de cemento sobre su hombro, por los peligrosos y angostos caminos de cornisa, único acceso a la cumbre.
Como colaboradores directos del maestro Ferrino se constituyó un grupo de 16 ayudantes, todos muchachos pastores del cerro, a quienes el escultor instruyó con tal profesionalismo que, una vez terminada la obra, quedaron como empleados efectivos de la Municipalidad.
Todo esto y mucho más forma parte de la historia de la Ciudad de Belén, de la provincia y del país, como uno de los acontecimientos más emotivos, intensos y poéticos de nuestra identidad.
Para ver en imágenes un panorama de esta Epopeya, pinchar este enlace que lleva al video:
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Admirable el trabajo y muy ilustrativo el video. Alicia BsAs
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