Cuando Miguel Angel diseñó la maravillosa bóveda gigantesca
de la Catedral de San Pedro, en Roma, afirmaba que la más bella cúpula que
existía en el mundo era la de su colega y compatriota Filippo Brunelleschi, en
el Duomo de Santa Maria del Fiore, de su amada Florencia.
Esta cúpula florentina, creada con su geometría fuertemente simbólica, como todas las obras de los constructores de la época con un mismo ideal, está conformada por un octógono que, a su vez, se multiplica a sí mismo mientras se divide en una sucesión infinita de triángulos, emblema de la divinidad.
Su pavimento, mientras tanto, es un fiel espejo enfrentado a esta cúpula en su austera geometría, enriquecido también por la misma infinitud, tanto en su diseño como en su simbolismo. Y aunque esta obra de Santi di Tito se trata de un plano rígido y macizo, su vista nos hace creer que se eleva hacia lo alto o se hunde en las profundidades, según la percepción del espectador. Tal como decían los Tres Sabios del Kybalion, "como es Arriba es Abajo, y viceversa...", entre la unión de ambos niveles la resultante es el Tres, y toda la Geometría vuelve a girar regresando a su Origen.
Así, también, se repiten en otras partes de su estructura, en el mismo Duomo de la perla florentina, las figuras triangulares y octogonales de la magia de lo sublime y de lo infinito, conviviendo en total armonía con la Tierra y lo Intangible, y con todos sus opuestos y complementarios.
(click sobre las imágenes para ampliar)
Elizabeth ¡cuánto por descubrir en la obra de Miguel Angel! gracias por estas líneas y hasta pronto. Alicia de Buenos Aires
ResponderEliminarSra. Elizabeth: Extraordinario blog, pero permítame decirle que la cúpula de Santa María del Fiore es octogonal. Atentamente, N.Pertusato
ResponderEliminarEs verdad, gracias! :-)
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