jueves, 8 de octubre de 2009

Coloquio silencioso con Gaudí


Les cuento mi experiencia personal: A mí nunca me gustó Gaudí. Y menos su Sagrada Familia, ni hablar! Me parecía recargada, demasiado barroca, es más, la expresión correcta era que me parecía "barrosa", un montón de barro amontonado y derritiéndose...
Pero cuando fui a Barcelona, entré a la Catedral y allí, en lo que sería la nave central, mirando hacia arriba un cielorraso en construcción, desde donde se veían a los obreros chiquititos como hormigas, le pedí perdón a Gaudí. Me dije, literalmente, que "me sacaba el sombrero (si usara) frente a él"...
Qué genio! Qué personalidad! Qué creador! A la inmensidad de lo que se estaba construyendo había que pensar en que aún le faltaba el doble del proyecto...
Y la entrada a la Catedral, la Fachada del Nacimiento, pesada, recargada, tan cargada y aparentemente retorcida como todas las historias del Antiguo Testamento, enrevesadas, trágicas, aparentemente confusas, gestándose dolorosamente... Nada más recordar la matanza de los inocentes que Gaudí muestra con toda su crudeza...
Y cuando salen de la Catedral, por la Fachada de la Pasión, atrás, es la síntesis máxima, el movimiento moderno, la luz y la claridad, las pocas palabras. Todo planos, casi una abstracción de los detalles que les lleva al mensaje del futuro, a la promesa... Todas las figuras facetadas, hasta el nudo que ata a Jesús al poste está todo facetado...

Es como si entraran a una catedral y salieran por otra... Les aseguro que no quieren ni hablar, miran cada moldura, cada roseta, cada esquina con variaciones de planos y no pueden creer que todo eso salió de una sola cabeza... La misma cabeza que, mirando atentamente los detalles de la construcción arriba, no vio el tranvía en la calle que lo atropelló, lastimándolo gravemente. La misma cabeza que, olvidada por tres días en el hospital, creyéndolo un menesteroso, cuando supieron quién era fue tarde para atenderlo, esa cabeza se apagó para siempre.

Y cuando me tocó ir a Mallorca, allí se me hizo la luz por completo en mi pequeña mente ignorante: Gaudí era mallorquín, y como tal, en todas sus obras estaba el estilo de su amada isla. Las Coves de Campanet fueron su inspiración y por eso, en sus fachadas y sus interiores, prima el estilo de la escultura natural de estas cuevas millonarias en años...







Gaudí quiso, lisa y llanamente, crear lo propio, en comunión con su tierra natal, y algo único en el mundo que a nadie se le haya ocurrido antes, que rompiera con todas las rígidas ideas edilicias hasta la época.
Un dato que también les paso: cada centímetro de las estalactitas de las Coves de Campanet, lleva diez años para ser formada por el agua purísima filtrada por la montaña. Por lo que, una estalactita de cuatro metros llevó cuatro mil años formarse...
Otro dato: más vale que esa agua, no pude resistirlo, la toqué y la probé...
Sírvanse ampliar la imagen clickeando sobre ella y deleitarse con los detalles...


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