En lo que me compete, la belleza sí es subjetiva. A pesar de la famosa y recién nombrada “máscara de Marquardt”, el cirujano plástico que afirma que se puede ajustar el rostro a cierta estructura modelo, se confirma la regla general de que las personas intervenidas quirúrgicamente en lo estético, terminan pareciéndose todas entre sí. Además, responde a un gusto occidental que no aplica al gusto africano, ni al oriental, ni a los nativos de distintas etnias. Los gustos son muy diferentes y no es posible afirmar de modo absoluto que una persona es más bella que otra. Porque no vamos a decir, de ninguna manera sin pecar de soberbios, que la raza a la que pertenecemos, cualquiera sea, es más bella quela otra. El espectro de la belleza pasa a través de un prisma mucho más amplio.
En lo artístico, que es mi ámbito, la belleza se valora por otros cánones. Aunque sepamos que, para muchos, Marilyn Monroe es una de las mujeres más hermosas del mundo (y dentro de mi gusto lo creo así, definitivamente), a la hora del arte la belleza cambia de lineamientos. Porque incluso una persona bella se vería un poco grotesca o inexpresiva según el artista que la represente. Por el contrario, en las obras bellas de personas “bellas” se busca la fuerza, la plasticidad, la expresión, el espíritu de esa persona, y un rostro en escultura de Marilyn se opacaría irremediablemente ante un formidable retrato de, por ejemplo, Alessandra Ferri, bailarina de ballet retratada por el genial Wolfgang Alexander Kossuth.
Si buscamos hombres perfectitos estilo Ken o mujeres perfectitas estilo Barbie, nuestra obra artística parecerá eso, rostros de muñecos. Pero si buscamos arrollar, impactar, llenar de admiración y enchinarnos la piel, preferimos embobarnos con rostros sólidos, expresivos y fuertes como la gran Maria Callas, por decir algún ejemplo, Oded Fehr o el magnífico (permítanme secarme las babas) Anthony Quinn.
Soy testigo directo de lo emocionante que es intentar hacer retratos de esas personas que nos dejan temblando de excitación, cuando buscamos que el alma salga del material inerte y nos golpee al pasar e irse, dejando la huella que la eternice.
Qué excelente y tan bien escrito esta nota. Gracias. Ali dde BsAs
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