Te explico brevemente de qué se trata: las submodalidades son los matices que tienen las cosas que vivimos. Pueden ser visuales (colores, formas), auditivos (sonidos) o sensoriales (sentimientos). Al modificar estos matices, cambia la representación interna de las cosas. Esto quiere decir que, por ejemplo, si un recuerdo te perturba, al cambiar tu representación interna, modificarás tu relación con ese recuerdo, ¡y dejará de molestarte!
¡Manos a la obra! Quiero que, en este momento, pienses en eso que tanto te molesta o te duele. Esa situación que se abre paso solita en tu mente, y no sabes qué hacer ni cómo comportarte. Quiero que, por última vez, la rememores tal cual es, con todos los detalles que puedas, durante un par de minutos. Fíjate si tiene sonidos asociados, voces, perfumes, sensaciones. Todo lo que aparezca, estará bien.
Ahora, mientras respiras tranquilamente en este lugar seguro donde estás leyendo este artículo, quiero que veas cómo esta situación empieza a perder color. Los bordes se van desdibujando, paulatinamente, el brillo se va apagando más y más, las formas se entremezclan, todo se va tornando blanco y negro, predomina el gris, y además, el sonido se va apagando hasta quedar totalmente callado.
Tómate el tiempo que necesites para hacer esto: es una inversión en tu calidad de vida.
Cuando visualices la escena en gris, ve sacándole el color hasta que quede en blanco, lo más posible. Con serenidad. Ahora, sobre lo poco que quede de la imagen anterior, imagina algo lindo que deseas que pase, con colores hermosos, formas nítidas, sonidos bellos, una sensación de felicidad interna, mientras respiras pausadamente. Quédate disfrutando de esta nueva imagen, ampliada, todo el tiempo que desees.
Fijate cómo te va hoy, mañana y en los días siguientes, con respecto a la situación modificada. ¡Este ejercicio da resultados maravillosos!
(Merlina Meiler, programadora neurolingüística)
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