Respondiendo la pregunta: ¿Usaban guantes los escultores en la antigüedad? ¿Los usan hoy?
Sí, claro que los usan. ¡Los escultores usamos guantes! Debemos usarlos, so pena de tener las manos despedazadas, cosa que, seguramente, en la antigüedad sucedería muy seguido, especialmente en los obreros que trabajaban la piedra y el mármol bajo la dirección de los maestros escultores. No era común el guante, era un lujo, a lo más que podrían llegar los obreros más rasos es a vendar sus manos con tiras de tela. Se pueden encontrar algunas referencias a su uso práctico para proteger las manos del trabajo y del frío ya en las épocas de Homero, pero era algo escaso, ya que mayormente se llevaba como signo de status o de prestigio, el mismo Tutankamón tenía un par en su tumba.
Ya en el medievo, los guantes eran usados como un símbolo de nobleza o de caballeros, de allí que viene la acción de desafiar a un duelo golpeando con un guante al oponente o arrojárselo a los pies, si el desafiado lo levantaba, el duelo ya estaba armado. Se usaban perfumados, de piel suave de cabra, camello o ante, muy finos. Era el regalo más deseado entre los aristócratas y los nobles. Incluso llegaron a estar bordados, especialmente en el Renacimiento.
¿El obrero? Nanay. A mano pelada y sin antibióticos, sin los primeros auxilios de hoy, las pasaban muy mal, pobrecitos. El trabajo era duro y no había demasiada contemplación.
En los tiempos actuales no tiene sentido arruinarse gratuitamente las manos. Las manos están desnudas en los momentos en que el escultor necesita modelar en arcilla o material maleable, decir que gato con guantes no caza ratones es lo más acertado en el tema de necesitarse sentir la obra que se va creando, como decía el gran escultor argentino, Rogelio Yrurtia, "los escultores tienen los ojos en los dedos". Por tal razón, a la hora de los materiales duros, agresivos, cuando hay que usar guantes, si se quiere seguir en la tarea de crear más obras, ya que las manos son la herramienta más preciada del escultor, hay que cuidarlas.
Trabajar con piedra, mármol, resinas, metales, soldaduras, vidrios, pátinas, lacas, lijas, químicos, máquinas abrasivas, requieren guantes adecuados en todo lo posible. Sólo se quitan en los momentos en que se repasan los resultados en las superficies, para ver si se debe seguir —o no —, con el trabajo que se está haciendo. Y en las terminaciones se puede prescindir de estos guantes protectores, porque ya es más cuidado el detalle y no hay tanta agresión.
La tecnología está al alcance de la gente para hacerles la vida más fructífera, hay que hacer uso de ella.
Tallando la escultura de "Coronel Martín J. Thompson"
Modelando en arcilla.
Patinando la escultura de "General José de San Martín".
Cuando el niño le mostró su trabajo a Lorenzo el Magnífico, recibió una crítica en broma diciendo que el trabajo no era muy realista, ya que ningún viejo fauno habría tenido nunca una dentadura tan hermosa. Ni lerdo ni perezoso, Miguel Ángel modificó su trabajo rompiéndole los dientes y volviendo a mostrarla a Lorenzo, reconociendo su talento y aceptando al joven escultor en su casa del Palacio Medici Riccardi, para formar parte de la Escuela de Arte del buen maestro Bertoldo, quien fue su primer guía importante en la escultura.
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