Una escultura de barro puede ser tan resistente como el tiempo lo quiera, no mediando vandalismo, como siempre.
El tema es la técnica que se utilice para trabajarla, si la escultura está en crudo o bizcochada.
En crudo, es cuando la modelamos con el material virgen, fresco, tanto en barro natural como en barro con agregados.
Bizcochado es cuando entra en el horno y tras unas cuantas horas de cocción a altas temperaturas, se vuelve tan resistente y dura que persiste a través del tiempo.
Muchas esculturas (o piezas de cerámica, da igual) suelen ir al horno por segunda vez, para cristalizar el esmalte que se le ha agregado para decorarla e impermeabilizarla.
Las piezas monococción, es decir, aquellas que se crean modelándose, luego se pintan crudas cuando se secan y para ir al horno de una, suelen ser las más resistentes, ya que el castigo del calor lo sufre una sola vez. Todo depende de las mezclas del barro y del propósito del proyecto de la obra.
Ejemplo de escultura de barro crudo y cocido: "Mujeres", de Leila Córdoba.
El mismo proceso, más rústico, es el de los ladrillos con los que construimos una casa. Existen las casas de adobe, que necesitan mucho más cuidado y mantenimiento para resistir el tiempo, ya que están hechas con ladrillos de barro amalgamados con paja, crudos, secados al sol.
Y están las casas de ladrillos, que son los de barro cocido, esto es, pasados por el horno a temperaturas que lo hacen mucho más resistentes, por mil años y más.
Como ves, el barro es resistente a la intemperie, siempre dependiendo de su elaboración.
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