El arte no está al servicio de nadie, simplemente existe, es. Es una herramienta por la cual quien lo requiera, y más aquellos que viven para él —los artistas—, tienen cosas que expresar porque lo traen dentro por vocación. Eso es lo que debe ser.
Que alguien o algo lo quiera tener "a su servicio", es otra cosa. Si el poder, tanto de Estado como religioso o institucional se vale de él para propagar, influir y comunicar sus puntos, eso lo puede convertir en una suerte de "arte mercenario". El artista que se presta cede porque tiene que sobrevivir, aunque eso lo hace cómplice.
El arte —gráfico, escultórico, literario, musical— existe para que seamos libres de expresarnos, desde que gateamos en nuestros albores de la vida, hasta los que vivimos para él y por él en la adultez. Es tal como las ciencias, existen para saber, sondear, descubrir, explicar, crear, el arte no es menos. Que no es cierto lo que se dijo que es algo propio de "los que tienen más dinero", eso es absurdo, el arte está en las manos del que dibuja sobre la tierra, si cabe, que pinta sobre papel de diario o amasa barro del jardín.
Así como los estudios y descubrimientos de ciertas ciencias son aprovechados por los inescrupulosos para utilizarlos para la guerra o el mal, también el arte, que nació libre y que puede ser utilizado para despertar conciencias liberadoras y llevar luz, es aprovechado por aquellos que nunca faltan y se valen de él para comunicar sus mezquinos y velados mensajes adoctrinantes, de acuerdo a sus intereses creados.
Como las aves que existen porque sí y no están al servicio de nadie, sólo son explotadas, esclavizadas y cortadas las alas para el egoísta provecho de algunas personas, a costa de su libertad, ellas no son para que alguien se valga de ello para mal utilizarlas.
No es culpa del arte, es culpa del ser humano.
Magníficas y expresivas obras de Shamsia Hassani.
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