A primera vista, las pinturas Zen parecen simples, directas, naif, a veces entretenidas, pero mirando en profundidad uno descubre que también son pinturas de gran fuerza e intensidad. Es importante recordar que en realidad son una forma muy enfocada y pura de arte religioso. Como la filosofía Zen de la cual surgen, estas pinturas son paradójicas en varios niveles.
Estos artistas no eran pintores profesionales, pero eligieron perseguir la búsqueda del entendimiento de la verdad a treavés del camino disciplinado de convertirse en monjes de la secta del Budismo Zen en Japón.
Usualmente se ordenaban a temprana edad y transcurrían sus vidas de una manera simple y disciplinada. Al menos ocho horas por día eran ocupadas en la meditación. Más aún durante los períodos de sesshin. Estos períodos eran prácticas intesificadas que se llevaban a cabo muchas veces al año, en las cuales redoblaban su esfuerzo para tratar de pasar de la percepción ordinaria de la realidad al mundo de la iluminación.
La iluminación es un sentimiento de claridad que aparece luego de buscar solución a un problema que parece no tenerla. Cuando esta percepción aparece se siente una claridad y una delicia tal como si todo estuviera en su sitio. Esto parece ser una pequeña versión de lo que estos practicantes Zen experimentaron luego de mucho esfuerzo y concentración. De modo que esta forma de arte incorpora y expresa la claridad y el poder del enfoque y la delicia y simplicidad de la respuesta.
Un punto importante en la apreciación del arte Zen es la idea de que el carácter y el poder espiritual del monje es transmitido a la pintura por la concentración del artista al momento de realizarla. En japonés esta cualidad espiritual es llamada bokki. Este arte debería ser apreciado no sólo con los ojos, sino con los sentimientos y la intuición también.
Estos artistas no eran pintores profesionales, pero eligieron perseguir la búsqueda del entendimiento de la verdad a treavés del camino disciplinado de convertirse en monjes de la secta del Budismo Zen en Japón.
Usualmente se ordenaban a temprana edad y transcurrían sus vidas de una manera simple y disciplinada. Al menos ocho horas por día eran ocupadas en la meditación. Más aún durante los períodos de sesshin. Estos períodos eran prácticas intesificadas que se llevaban a cabo muchas veces al año, en las cuales redoblaban su esfuerzo para tratar de pasar de la percepción ordinaria de la realidad al mundo de la iluminación.
La iluminación es un sentimiento de claridad que aparece luego de buscar solución a un problema que parece no tenerla. Cuando esta percepción aparece se siente una claridad y una delicia tal como si todo estuviera en su sitio. Esto parece ser una pequeña versión de lo que estos practicantes Zen experimentaron luego de mucho esfuerzo y concentración. De modo que esta forma de arte incorpora y expresa la claridad y el poder del enfoque y la delicia y simplicidad de la respuesta.
Un punto importante en la apreciación del arte Zen es la idea de que el carácter y el poder espiritual del monje es transmitido a la pintura por la concentración del artista al momento de realizarla. En japonés esta cualidad espiritual es llamada bokki. Este arte debería ser apreciado no sólo con los ojos, sino con los sentimientos y la intuición también.
Toro. Casi un sólo trazo...
Esto es toda una belleza plástica...
Ampliar para ver el detalle de cada persona pintada, actitudes, movimientos, pliegues...
Abajo, un detalle más grande.
Mirar bien los detalles: imaginarse con el pincel en la mano. Cómo se hizo cada cada figura? Con una sola pincelada con bastante agüita, verdad? Bueno, y sin embargo, esa figurita de una o dos pinceladas tiene piernas, brazos, hombros, movimiento de la rodilla, cara, cadera, piecito en avance, lleva algo en alto en la mano, y hasta tiene los pliegues de la túnica dividida en dos!Ampliar para ver el detalle de cada persona pintada, actitudes, movimientos, pliegues...
Abajo, un detalle más grande.
Quién no querría un juego de estos fabulosos platos tan personales?
Este gato tocando el shamisen es totalmente artístico, y son sólo un par de pinceladas super expresivas!
Como el inmortal poeta griego Homero, que con poquísimas palabras decía un montón, esta pintura está hecha como "desde adentro" de uno, tal concentración y síntesis que dice todo con nada...
Fuente: http://zenpaintings.com/
Traducción de jmbenetti
Aporte personal de Elizabeth
Muy interesante. En verdad empodera el lugar donde se exhiben las pinturas Zen.
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