Quien quiere hacer arte sólo por dinero, no está haciendo arte, se está prostituyendo con el arte como herramienta.
Muy distinto es cuando haces arte y alguien te paga, comprándote una obra. O cuando, conociendo tu estilo, te pide que le hagas alguna obra determinada y vos decidís si la haces o no, de acuerdo a tus ideas y deseos de comunicar algo sin dejar de ser vos mismo. Si me piden, por ejemplo, una escultura que represente el retrato de Hitler, desistiría con énfasis, soy fiel a mis principios, a menos que no sea como homenaje sino como denuncia. Si, en cambio, siendo el tema contrario a mis ideales artísticos y emocionales y la hago forzándome, como me la piden, como homenaje, porque sólo quiero tener dinero, entonces no soy artista, soy una comerciante.
La diferencia entre el artista que crea "porque sí", porque le sale de la cabeza y del alma y la del artista que construye sus obras sólo porque se venden o le dan notoriedad (caso de la banana pegada con cinta adhesiva), es la misma diferencia entre el vocacional y el que está interesado en hacer un negocio. No diré que es malo uno en desmedro del otro, sino que marca una línea entre el creador y el materialista.
El artista debe ser un creador, un comunicador. Más vale que también debemos comer a diario, el tema es que no traicionemos nuestra esencia creadora, enfocándonos exclusivamente en ganar dinero. Por eso puede haber gran frustración, porque el interés es otro muy distinto al de expresar con honestidad nuestro mundo interior.
No hay tal frustración si sos fiel a vos mismo y disfrutas de todo el proceso de tu creación.
Dejemos que alguien más hable del tema, aplicado a todas las ramas del arte:
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