El mármol de Carrara escultórico, que es el usado para estas obras, es el más "mantecoso" de los tipos de mármol, en cuanto a dureza se refiere, además de ser de un grano muy puro. Por supuesto, sigue siendo piedra, pero se puede ir desgastando mejor que los mármoles comunes de, por ejemplo, las mesadas y escalones. Por eso las obras realizadas en este tipo de mármol se resguardan bajo techo, ya que la intemperie, después de bastante tiempo, lo desgasta.
El creador de la obra hace un original
modelado en arcilla, condición sine qua non para esculpir en
piedra o mármol, la obra ya debe estar resuelta. Ese original
sirve de referencia para ir tomando las medidas con el "violín"
(seguramente en otros países se llama diferente), una herramienta que mide
todos los puntos salientes y profundos del original y los calca, en su sitio
exacto, en el material a tallar. Se utilizan también los compases curvos.
Primero se "limpia" el mármol
quitándole los grandes bloques defectuosos y los sobrantes, hasta quedar el
núcleo escultórico. Por eso, los escultores y pasadores saben "ver",
como decía Miguel Ángel, "la obra dentro de la piedra, sólo quitan lo
que sobra". Este trabajo en apariencia burdo, guiado por los
escultores, era realizado mayormente por discípulos, entregándole luego la
piedra lo más desbastada posible, al escultor. El único que nunca aceptó
discípulos fue, otra vez lo nombramos, Miguel Ángel, tal vez por eso dejó menos
obras que sus colegas contemporáneos.
Luego hay que armarse de la herramienta
más poderosa para este trabajo: la paciencia, mucha de ella, infinita cantidad
de ella, antiguamente llevaban años (el "David" tardó 4 años en
hacerse, la "Piedad" de la Catedral de San Pedro otro tanto, para dar
ejemplos). Y para que la paciencia trabaje cómoda, se usan puntas, cinceles
y gradinas que van "peinando" la piedra en distintos
sentidos, como quien ara la superficie, despacito. La maza siempre es de
madera, para que el golpe sea "blando", no agresivo.
Se van desbastando lentamente los
volúmenes y cuidando los puntos de resistencia. Por ejemplo, si tallas un dedo
aéreo, vas tallando desde la punta hasta la base del dedo, dejando un pequeño
punto de apoyo en la yema, apoyo que, una vez terminado ese dedo, lo desgastas
hasta hacerlo desaparecer. Paciencia, infinita.
Hoy en día es un poco más rápido de
hacer, ya que hay máquinas, tripas, piedras de lijar. No obstante, sigue siendo
un trabajo exquisito, de mucho cuidado y paciencia.
Aunque en el proceso moderno, las máquinas hacen la diferencia con
la antigüedad, lo demás sigue siendo igual: conocimiento, oficio y
paciencia, siempre.
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.
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