lunes, 6 de junio de 2022

¿Cómo se hacen las esculturas en bronce?

 La fundición de una escultura en bronce, especialmente la fundición en bronce a la cera perdida, el sueño de todo escultor, es una técnica muy elaborada, trabajosa, lenta y muy onerosa, que tiene por objeto copiar exactamente la obra original en el noble material que le permitirá sobrevivir milenios, aun bajo el agua, como las rescatadas después de dos mil años bajo el Mediterráneo, en Grecia. Rescatadas y una vez limpias, así quedaron:

"Apoxiómeno de Croacia", autor desconocido.

La bondad del bronce también consiste en que se pueden hacer esculturas que se sostengan con mucho desafío de la gravedad, ya que este material es lo suficientemente fuerte como para ello, permitiendo a los artistas crear la dinámica que deseen.

"Fauno", Wolfgang Alexander Kossuth.

Voy a explicar la técnica de la forma más sencilla posible, para hacerme entender, veo que tus únicas dos preguntas tienen que ver con éste tema, por lo que me doy cuenta de que te interesa mucho. Explicaré la técnica de hoy, con materiales modernos, no la de la antigüedad.

Antes que nada, el escultor tiene la obra ya resuelta. Puede ser en arcilla, en yeso, cemento, madera, cerámica, no importa, hay un original ya creado por él. Generalmente se suele usar yeso para este original, porque eso facilita el proceso, ya que la obra suele ser cortada, fraccionada, marcada. Si la obra a calcar fuera una pieza que se pretende no dañar, sólo un fundidor muy hábil y experimentado puede hacer un buen trabajo.

A la obra elegida para pasar al bronce, se la cubre con un caucho siliconado especial, para calcarla fielmente hasta en sus más mínimos detalles, sin preocuparse demasiado por las formas que enganchen. Una vez cubierta con ese material, se hace la "cuna" de yeso o material similar, cada fundición tiene sus preferencias.

Ya realizado este importante paso, se abre el molde y se libera la obra, quedando entonces calcada su forma en el material elástico del caucho. Esta superficie resultante del molde de caucho se pincela con cera para fundición en su interior, dándole la cantidad de manos necesarias hasta quedar con el espesor que se le daría luego al bronce, ya que todas las obras en este material son huecas.

Quitada de ese molde de silicona, así es como nos queda la obra calcada primero en la cera. Se le agregan unos tubos de la cera misma, que luego nos serán muy útiles. Muchos escultores retocan con sus dedos el resultado de la escultura de cera, para dejar así impecable el calco y hasta sus huellas digitales.

Hecho esto, se vuelve a hacer un molde, esta vez con material refractario muy resistente al calor por fuera, y por dentro una mezcla de tierra de fundición que le da fuerza a la frágil escultura de cera, compactándola, quedando así como un sandwich entre ambos materiales.

Así queda la obra de cera encerrada, con su fino espesor entre el molde de afuera y el relleno por dentro, con todos sus tubitos de ventilación, también de cera.

Ya endurecidos y firmes el material refractario de afuera y la tierra de adentro, se calienta el molde dejando un recipiente que, al derretirse la cera, la recupera. Por eso la técnica se llama "a la cera perdida".

Hecho esto, en el espacio en el que estaba la cera, sólo queda el aire, pues se ha vaciado, derritiéndose y saliendo del molde. Es entonces que se vierte el bronce líquido fundido, ocupando los espacios vacíos, ayudado por la ventilación de los tubitos que evitan que el aire quede aprisionado, formando globos y huecos.

El folklore popular es juntar, para "ayudar" a hacer un monumento en bronce, cuanta llave, picaporte y objetos de este material la gente done en su buena voluntad, creyendo que así abarata los altos costos de fundición, sin saber que ese bronce no sirve para esculturas, ya que se usa una aleación especial que una llave o picaporte no tienen. Para lo único que sirve es para ser vendido y con ello recolectar algún dinero.

Ya logrado llenar los finos intersticios con el material fundido, se espera a que se enfríe el molde, lleva su tiempo, porque el metal va enfriando lentamente.

Una vez frío, lo que sigue es romper el molde (molde perdido), a menos que se haya hecho un trabajo aún más complejo, realizando muchos taseles (partes) que puedan desarmarse.

Así queda la obra en el bronce fundido, con todos los tubos de ventilación, que luego se cortan, borrando los rastros de la superficie de la escultura. Cuanto más talentoso es el fundidor, menos se notan sus retoques. A veces es el mismo escultor el que cincela y restaura esos detalles.

Ya liberada la obra, el siguiente paso es limpiarla, pulirla y darle el color deseado, porque el bronce tiene muchos, tantos como su autor lo desea, dándole las pátinas adecuadas para este material, que quedarán por la eternidad fijadas sobre él, aunque en las esculturas que van al exterior es también la intemperie y el tiempo lo que le terminan de dar el color único y personal.

Esta es la fabulosa cabeza en bronce de "La Fatalidad", obra del gran escultor argentino Rogelio Yrurtia, nacido el año 1879 y fallecido en 1950. Es parte del monumento a Manuel Dorrego, en la ciudad de Buenos Aires, en la plazoleta Suipacha, en la esquina de Suipacha y Viamonte. Una obra extraordinaria en bronce, de un artista extraordinario.


Las imágenes utilizadas en esta publicación fueron recopiladas de Google.



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