domingo, 5 de junio de 2022

¿Se debe separar la cuestionable vida privada del artista, de su obra?

 Es un tema difícil, pero es claro: arte y vida privada son dos cosas diferentes. Caravaggio era un criminal, por ejemplo. ¿Eso hace menos hermosa su obra?

Si vamos a enlazar el arte con la vida privada, casi no queda títere en pie. Todo el mundo tiene, en mayor o menor medida, sus "pecados". Pero si nos enfrentamos a su obra y ésta es buena, nos dedicamos a disfrutarla por la obra en sí misma.

"La conversión de san Pablo", Caravaggio

Auguste Rodin era un misógino maltratador, de hecho, me da repelús el sólo pensar en cómo era con su propia esposa y cómo lo fue con Camille. No obstante, mirando sus Burgueses de Calais, simplemente guardo un respetuoso silencio ante tamaña obra.

Con toda seguridad, el mundo debe aprender a separar ambas cosas: no usar el talento para exculpar a su autor, ni minimizar sus crímenes. Que la gente tienda a caer en el grave error de exculpar al artista por su gran talento, no significa que esté bien. Separar es un ejercicio difícil que nos lleva a liberarnos de los prejuicios que lo mezclan todo y que nos impiden disfrutar de las cosas bellas de la vida.

Carl Gustav Jung realizó unas reflexiones sobre la psicología de los artistas, afirmando que “cada persona creativa es una dualidad o una síntesis de cualidades paradójicas”. Como ser humano, sano o enfermo, su psicología personal puede ser explicada; pero como artista sólo puede comprenderse a través del hecho creativo.

Porque nada nos va a impedir deleitarnos con la Novena Sinfonía, a pesar del carácter imposible, malísimo de Beethoven, ni ver magistrales interpretaciones dramáticas de actores odiados por su accionar. El talento es una cosa, la persona es otra, la dualidad existe, y debemos aprender a separarlas.

James Cameron es un ególatra insoportable y dañino, y sin embargo disfrutamos grandemente sus películas. Lewis Carroll era un pedófilo, y Alicia en el Pais de las Maravillas es una obra literaria con mucho significado que se convirtió en un clásico inmortal.

"Burgueses de Calais", Rodin.

Virginia Woolf era una persona altamente discriminadora, prejuiciosa, al punto de despreciar abiertamente a quienes consideraba de clase social inferior, para ella existía una clase social superior que tenía derecho a holgazanear y leer sus libros, y existía la servidumbre. En sus diarios habla de su desprecio por el personal doméstico y de como la clase trabajadora era inherentemente estúpida.

John Lennon acostumbraba golpear a las mujeres y no solo las agredía en forma brutal, sino que se jactaba de ello, lo dijo él mismo públicamente en una entrevista. ¿A quién no le gusta "Imagine"?

Pablo Neruda confesó abiertamente que había violado a una sirvienta suya, así, sin tapujos, con liviandad y como algo natural y hasta simpático. ¡El autor de unas de las obras poéticas más bellas de nuestra época contemporánea! ¡Premio Nobel de Literatura!

¿Sigo…? De verdad que casi no queda títere con cabeza.

Es difícil separar, pero hay que hacerlo, el arte es necesario y sus hacedores son simples herramientas, así de imperfectos e impuros como lo son o fueron. Que cada uno cargue con su culpa y condena, pero dejen la obra a salvo.

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