Para mejorar la ortografía, no hay trucos mágicos, hay que leer, leer cuanto puedas, de autores que sabes que escriben bien. Y aprender las reglas ortográficas básicas, aunque te resulten un engorro.
Si quieres aprender más rápido, es bueno usar algunas técnicas que teníamos en la escuela y que, tristemente, están comenzando a caer en desuso. No en vano las generaciones anteriores solían tener mucha mejor ortografía que las actuales.
Una de ellas es la de leer en voz alta: estarás poniendo a prueba tu memoria auditiva. Lo auditivo se enlaza con lo que vas leyendo —lo visual— y puede que así recuerdes mejor como se escribe cada palabra.
Una técnica muy usada era la de copiar, exactamente igual, una lectura de un par de páginas cada día. Yo lo hice con libros enteros. Luego, revisarlo. Estarías usando la memoria visual y la cinestésica, comprometiendo lo que ves con la motricidad.
El otro método eficaz ante palabras que te cuesta recordar cómo se escriben, es ir escribiendo esa palabra varias veces en cada renglón. Es primitivo, pero resulta muy bueno. Todo vale a la hora de progresar, es bueno no desestimar estos "trucos".
Si vas a escribir con Word, activa la opción de sugerencias de corrección, y la palabra que puede estar mal escrita se subrayará con rojo. No uses el corrector automático nunca, hazlo manual. Tampoco te quedes con eso, escribe en un papel, al lado del teclado, varias veces la palabra corregida, para que se te grabe en la mente y en la motricidad: es llamativo cómo se recuerda luego. Puede que te llegue el día — a muchos nos pasa— que cuando dudamos de cómo se escribe tal palabra, la escribimos en papel aparte con sus dos o tres posibles opciones y enseguida reconocemos a la correcta.
Nunca te quedes sin saber qué quiere decir una palabra leída, aprovecha la suerte que tenemos de contar con la tecnología y con un simple click de Google o del buscador que uses, encontrarás en el acto la definición: escribir bien está estrechamente ligado, también, a ampliar el vocabulario. Todo es un combo que interactúa.
Obviamente, no hay fórmulas mágicas, todo es trabajo, y trabajo concienzudo. Lo bueno es que te puede asegurar una mejoría tan notable que ya pronto, con sólo leer, podrás ir escribiendo sin detenerte tanto.
Eso sí, nunca te duermas en los laureles, siempre duda y revisa, una vez escrito. No lo mandes ni bien lo hayas escrito, date un tiempo para revisar.
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